Estaba en una terraza del centro, tomando una cheve solo mientras esperaba a unos compas.
Una chava pasa frente a mí, se me queda viendo dos segundos de más y me dice:
— “¿Tú no eres el que andaba con Paola?”
Le dije que no conocía a ninguna Paola.
Me dijo que entonces me parecía mucho.
Yo le pregunté si eso era algo bueno o algo malo.
Se rió. Me preguntó qué estaba tomando.
Le dije “lo que tú me vas a invitar”.
Y sí. Lo hizo.
Nos quedamos platicando unos minutos hasta que llegaron sus amigas. Me dijo:
— “Si algún día te topas con Paola, dile que ya te andan confundiendo.”
Yo solo alcé mi vaso.
No conocí a Paola. Pero la confusión me salió bien.